Los hermanos ayudan al niño a:
- Convivir
- Competir de un modo sano y no destructivo
- Relacionarse con el otro, establecer lazos, la socialización (el establecimiento de lazos que permiten comunicaciones suele iniciarse con los hermanos)
- La cooperación, la emulación (imitación)
- Aprender a combatir aceptando los propios límites
- Aceptación de ciertos papeles vinculados al sexo (hermanos de distinto sexo)
- Aprender a resolver situaciones por ellos mismos
- Etc.
RIVALIDAD FRATERNA
Entre los hermanos es normal que se dé algún tipo de rivalidad.
La función esencial de los hermanos es la de mejorar la socialización del niño, pero suelen darse algunas dificultades, como por ejemplo un obstáculo inevitable y a la vez enriquecedor que es el paso de los sentimientos de rivalidad a amistad y colaboración entre hermanos.
Podemos distinguir 3 niveles de rivalidad (L. CORMAN):
- Rivalidad cuerpo a cuerpo
- Rivalidad de rechazo
- Rivalidad con negación del rival
RIVALIDAD CUERPO A CUERPO
Aunque parezca raro, este es el tipo de rivalidad menos profundo. Los padres suelen decir que siempre se están pegando, pero se llevan bien, y se quieren mucho, y es verdad. Esto pasa en cualquier familia y el que no pase puede ser un síntoma de actitudes no sanas entre hermanos.
Este tipo de rivalidad suele empezar cuando el niño empieza a darse cuenta de su fortaleza física o de algunas capacidades de poder y dominio y normalmente empieza a estructurarse más claramente sobre los 2 o 3 años. El niño empieza a tener más capacidades motrices, etc. y busca una canalización y lo más normal es que se exprese con el deseo de poder sobre el hermano. Puede decirse que es una rivalidad causada por la necesidad de descargar energías.
Detrás de esas peleas, riñas, golpes, mordiscos y hasta escupir o cosas así al hermano, hay un verdadero deseo de competir y ver “de qué es capaz”, de ver cómo poder sobre el otro y ver la reacción del otro ante lo que él mismo ya puede percibir como “no-permitido o malo”.
La no intromisión del adulto es importante. Cuando el adulto se mezcla en este mundo de rivalidad cuerpo a cuerpo es cuando el niño no aprende nada de cuanto es normal en su conducta impulsiva infantil.
- Convivir
- Competir de un modo sano y no destructivo
- Relacionarse con el otro, establecer lazos, la socialización (el establecimiento de lazos que permiten comunicaciones suele iniciarse con los hermanos)
- La cooperación, la emulación (imitación)
- Aprender a combatir aceptando los propios límites
- Aceptación de ciertos papeles vinculados al sexo (hermanos de distinto sexo)
- Aprender a resolver situaciones por ellos mismos
- Etc.
RIVALIDAD FRATERNA
Entre los hermanos es normal que se dé algún tipo de rivalidad.
La función esencial de los hermanos es la de mejorar la socialización del niño, pero suelen darse algunas dificultades, como por ejemplo un obstáculo inevitable y a la vez enriquecedor que es el paso de los sentimientos de rivalidad a amistad y colaboración entre hermanos.
Podemos distinguir 3 niveles de rivalidad (L. CORMAN):
- Rivalidad cuerpo a cuerpo
- Rivalidad de rechazo
- Rivalidad con negación del rival
RIVALIDAD CUERPO A CUERPO
Aunque parezca raro, este es el tipo de rivalidad menos profundo. Los padres suelen decir que siempre se están pegando, pero se llevan bien, y se quieren mucho, y es verdad. Esto pasa en cualquier familia y el que no pase puede ser un síntoma de actitudes no sanas entre hermanos.
Este tipo de rivalidad suele empezar cuando el niño empieza a darse cuenta de su fortaleza física o de algunas capacidades de poder y dominio y normalmente empieza a estructurarse más claramente sobre los 2 o 3 años. El niño empieza a tener más capacidades motrices, etc. y busca una canalización y lo más normal es que se exprese con el deseo de poder sobre el hermano. Puede decirse que es una rivalidad causada por la necesidad de descargar energías.
Detrás de esas peleas, riñas, golpes, mordiscos y hasta escupir o cosas así al hermano, hay un verdadero deseo de competir y ver “de qué es capaz”, de ver cómo poder sobre el otro y ver la reacción del otro ante lo que él mismo ya puede percibir como “no-permitido o malo”.
La no intromisión del adulto es importante. Cuando el adulto se mezcla en este mundo de rivalidad cuerpo a cuerpo es cuando el niño no aprende nada de cuanto es normal en su conducta impulsiva infantil.
RIVALIDAD DE RECHAZO
Esta rivalidad (a diferencia de la anterior “rivalidad cuerpo a cuerpo”) es la más peligrosa. No la vemos en el niño “peleón o luchador”, sino en el que rompe el contacto con el hermano. Las técnicas proyectivas (historias, cuentos, dibujos…) que se usan en el campo psicológico permiten ver por ejemplo:
- que el hermano-rival no aparece en el relato, en el dibujo…
- o a veces se representa al hermano aislado del resto de la familia
- o metido en un círculo que lo aísla más aún
- o en un extremo de la escena, etc.
Este rechazo, verbalizado o no, es algo que viven muchos niños. La expresión del rechazo puede ser:
- no permitir que el hermano tome parte en sus juegos
- no dejarle sus cosas
- criticarlo para ridiculizarlo o agrandar lo negativo de algún comportamiento suyo
- etc.
Muchas veces las verbalizaciones que utilizan son “muy fuertes”:
- “Quiero que mi hermana se vaya a la guerra y la maten”
- O el niño que al saber que va a nacer un hermano dice “pues ese va a durar poco porque le ahogaré”
- O el que lo describe como “una cosa roja que grita y apesta”
- O como “0, 0, 0…” (cero, cero, cero)…
En el fondo de ese tipo de rivalidad hay una hostilidad por celos. La presencia del hermano es una ocasión para elaborar la propia capacidad de afrontar una gran frustración y un verdadero sentimiento de pérdida de afecto (sea o no verdad ellos lo sienten así). Y en el último caso (sentimiento de pérdida de afecto) la rivalidad disimula y esconde una gran necesidad de llamar la atención, de captar el afecto y de agredir a quien consideran causante de todos los males propios.
Muchos padres se preguntan por qué pasa esto, si tratan a todos por igual, pero no son conscientes de que tras esa frase, hay diferencias que el niño capta perfectamente, ya que en el rechazo del otro se suelen ocultar carencias que no siempre se descubren.
RIVALIDAD CON NEGACIÓN DEL RIVAL
El niño vive como si el otro (el hermano) no existiera. Esto pasa incluso con hermanos gemelos. Tras una apariencia suave y cordial, la verdad es que el hermano no significa nada de nada para él. Es posible que vean al hermano como un rival en algunas áreas en que su madurez y su éxito sean mayores que los suyos.
Esta rivalidad (a diferencia de la anterior “rivalidad cuerpo a cuerpo”) es la más peligrosa. No la vemos en el niño “peleón o luchador”, sino en el que rompe el contacto con el hermano. Las técnicas proyectivas (historias, cuentos, dibujos…) que se usan en el campo psicológico permiten ver por ejemplo:
- que el hermano-rival no aparece en el relato, en el dibujo…
- o a veces se representa al hermano aislado del resto de la familia
- o metido en un círculo que lo aísla más aún
- o en un extremo de la escena, etc.
Este rechazo, verbalizado o no, es algo que viven muchos niños. La expresión del rechazo puede ser:
- no permitir que el hermano tome parte en sus juegos
- no dejarle sus cosas
- criticarlo para ridiculizarlo o agrandar lo negativo de algún comportamiento suyo
- etc.
Muchas veces las verbalizaciones que utilizan son “muy fuertes”:
- “Quiero que mi hermana se vaya a la guerra y la maten”
- O el niño que al saber que va a nacer un hermano dice “pues ese va a durar poco porque le ahogaré”
- O el que lo describe como “una cosa roja que grita y apesta”
- O como “0, 0, 0…” (cero, cero, cero)…
En el fondo de ese tipo de rivalidad hay una hostilidad por celos. La presencia del hermano es una ocasión para elaborar la propia capacidad de afrontar una gran frustración y un verdadero sentimiento de pérdida de afecto (sea o no verdad ellos lo sienten así). Y en el último caso (sentimiento de pérdida de afecto) la rivalidad disimula y esconde una gran necesidad de llamar la atención, de captar el afecto y de agredir a quien consideran causante de todos los males propios.
Muchos padres se preguntan por qué pasa esto, si tratan a todos por igual, pero no son conscientes de que tras esa frase, hay diferencias que el niño capta perfectamente, ya que en el rechazo del otro se suelen ocultar carencias que no siempre se descubren.
RIVALIDAD CON NEGACIÓN DEL RIVAL
El niño vive como si el otro (el hermano) no existiera. Esto pasa incluso con hermanos gemelos. Tras una apariencia suave y cordial, la verdad es que el hermano no significa nada de nada para él. Es posible que vean al hermano como un rival en algunas áreas en que su madurez y su éxito sean mayores que los suyos.
1 comentario:
Hola! Oye, una pregunta, Dónde podría consultar la bibliografía de los temas que publicas en tu blog? Un saludo.
Publicar un comentario