Tradicionalmente es la madre la que se ha venido ocupando de los hijos, pero más recientemente se ha averiguado que es necesario plantearse modos en que el padre interactúe con el hijo para lograr una integración que por ser precoz deje huellas profundas en el hijo; en la formación de su personalidad.
Tanto la madre como el padre son igualmente sensibles a las señales que envía el hijo pero no actúan de la misma manera. La relación entre madre-hijo, y entre padre-hijo son diferentes cualitativa y cuantitativamente (al menos en la familia media actual, en la que todavía el hombre suele tener el puesto laboral central). El padre suele estar menos horas en casa, por lo que la relación con el hijo se ve afectada en comparación con la de la madre.
Estas diferencias de tiempo entre padre y madre suponen inevitablemente diferencias de tareas y por tanto de interacción con el niño y fundamentalmente en dos aspectos tan importantes como son la higiene, la alimentación y también en otro aspecto importante como es el juego.
La interacción con el niño a través de la higiene y de la alimentación es más frecuente en la madre (lo que tampoco quiere decir que ese contacto físico sea siempre rico y estimulador obligatoriamente, ya que muchas madres sólo cogen al niño en brazos para lavarlo, alimentarlo o para que pare de llorar y evitan hacerlo en otros momentos en que la motivación no sea sólo por “obligación” o por el “deber” que culturalmente se asigna a la mujer).
Al niño hay que cogerle también para estar con él, para acariciarle, besarle, hablarle, enseñarle cosas, jugar, etc.
En cuanto a la interacción a través del juego, parece que es más frecuente por parte del padre (pero esto en familias en las que la mujer no ocupa un puesto de trabajo y está en casa con los niños, mientras que cuando la mujer pasa muchas horas fuera de casa, también juega mucho con el hijo, de cuyos cuidados suele ocuparse otra persona). Es por eso que los niños ante el padre pueden estar más festivos, abren más los ojos, etc. Otra observación sobre los tipos de juego muestra que:
-En la interacción madre-hijo se suelen dar más juegos del tipo: llamarle, esconderse, sonreírle, sonidos repetitivos, imitativos, “palmas palmitas”…
-En la interacción padre-hijo son más frecuentes los juegos de contacto físico: tocarse con movimientos rítmicos, juegos de acción, juegos con contacto corporal y fuerza muscular…
En cuanto a la comunicación, el hombre tiende más a comunicarse también con el contacto físico y la acción, mientras que la mujer tiende a hacerlo más bien con palabras. Por otra parte, las madres suelen utilizar el mismo estilo comunicativo con los hijos y las hijas, mientras que los padres suele interactuar con los hijos varones con juegos vivos, mientras que con las hijas son más suaves. Es decir, normalmente la interacción del padre con el hijo es más “estimulante”, mientras que su relación con la hija suele ser más “afectuosa”.
En estos tipos de relación parece como si los padres estuvieran programados para asignar al hijo varón o hembra atribuciones diferentes; al varón le atribuyen mayor fuerza y vivacidad, mejor coordinación motriz, y una constitución más robusta… mientras que a la hembra le atribuye mayor dulzura, más debilidad y fragilidad, debido a que los estereotipos y roles sexuales influyen en las expectativas de los padres, y estas expectativas se reflejan sobre el comportamiento que adoptan ante los hijos, exigiendo de ellos cosas diferentes según el sexo.
IDENTIFICACIÓN
La identificación que el niño realiza con el padre es la identificación primaria: con la madre realiza una primera pre-identificación, que continúa después con el padre con la identificación primaria.
Este proceso está bastante amenazado actualmente por la escasa convivencia que tienen los hijos con el padre, sin embargo es necesario que tal identificación haya “cubierto sus niveles mínimos” antes de que el hijo empiece su vida escolar, y esto obliga a una presencia constante y rica del padre, antes de ese periodo, y tanto en el caso de los niños como en el de las niñas.
Para que la identificación primaria tenga un efecto positivo, hay 3 condiciones:
- Tiempo
- Intimidad
- Intensidad
Porque toda identificación está favorecida por el tiempo, la intimidad y la intensidad de los contactos entre las dos personalidades que intervienen en ese proceso identificador. Si el tiempo, la intimidad y la intensidad en las relaciones son adecuadas, se produce una también adecuada interacción emocional entre el padre y el hijo.
-A MÁS TIEMPO DE RELACIÓN corresponde a una más profunda interacción, y esto contribuye a que la observación del padre como modelo sea más constante y estable. Esto es también importante, porque muchos hijos ya mayores, han perdido la oportunidad de observar al padre mientras crecían y esto supone una verdadera pérdida de datos para la construcción de un modelo al que se tiende por imitación. Sólo la observación hará que aparezca algo imitable en el padre y esto es importante para el proceso de identificación de personalidades.
-A MÁS INTIMIDAD seguirá una inevitable interacción más afectiva y uno de sus efectos será que el niño querrá reproducir en sí mismo partes del padre.
-A MÁS INTENSIDAD mayor será el refuerzo de todo lo que el niño vea de imitable y estimulante en el padre, ese deseo de “querer ser como”, que es independiente del sexo del niño.
Bueno, lo importante aquí es ver que una ausencia del padre, o una inadecuada identificación primaria, será una amenaza para el crecimiento equilibrado del niño.
Tanto la madre como el padre son igualmente sensibles a las señales que envía el hijo pero no actúan de la misma manera. La relación entre madre-hijo, y entre padre-hijo son diferentes cualitativa y cuantitativamente (al menos en la familia media actual, en la que todavía el hombre suele tener el puesto laboral central). El padre suele estar menos horas en casa, por lo que la relación con el hijo se ve afectada en comparación con la de la madre.
Estas diferencias de tiempo entre padre y madre suponen inevitablemente diferencias de tareas y por tanto de interacción con el niño y fundamentalmente en dos aspectos tan importantes como son la higiene, la alimentación y también en otro aspecto importante como es el juego.
La interacción con el niño a través de la higiene y de la alimentación es más frecuente en la madre (lo que tampoco quiere decir que ese contacto físico sea siempre rico y estimulador obligatoriamente, ya que muchas madres sólo cogen al niño en brazos para lavarlo, alimentarlo o para que pare de llorar y evitan hacerlo en otros momentos en que la motivación no sea sólo por “obligación” o por el “deber” que culturalmente se asigna a la mujer).
Al niño hay que cogerle también para estar con él, para acariciarle, besarle, hablarle, enseñarle cosas, jugar, etc.
En cuanto a la interacción a través del juego, parece que es más frecuente por parte del padre (pero esto en familias en las que la mujer no ocupa un puesto de trabajo y está en casa con los niños, mientras que cuando la mujer pasa muchas horas fuera de casa, también juega mucho con el hijo, de cuyos cuidados suele ocuparse otra persona). Es por eso que los niños ante el padre pueden estar más festivos, abren más los ojos, etc. Otra observación sobre los tipos de juego muestra que:
-En la interacción madre-hijo se suelen dar más juegos del tipo: llamarle, esconderse, sonreírle, sonidos repetitivos, imitativos, “palmas palmitas”…
-En la interacción padre-hijo son más frecuentes los juegos de contacto físico: tocarse con movimientos rítmicos, juegos de acción, juegos con contacto corporal y fuerza muscular…
En cuanto a la comunicación, el hombre tiende más a comunicarse también con el contacto físico y la acción, mientras que la mujer tiende a hacerlo más bien con palabras. Por otra parte, las madres suelen utilizar el mismo estilo comunicativo con los hijos y las hijas, mientras que los padres suele interactuar con los hijos varones con juegos vivos, mientras que con las hijas son más suaves. Es decir, normalmente la interacción del padre con el hijo es más “estimulante”, mientras que su relación con la hija suele ser más “afectuosa”.
En estos tipos de relación parece como si los padres estuvieran programados para asignar al hijo varón o hembra atribuciones diferentes; al varón le atribuyen mayor fuerza y vivacidad, mejor coordinación motriz, y una constitución más robusta… mientras que a la hembra le atribuye mayor dulzura, más debilidad y fragilidad, debido a que los estereotipos y roles sexuales influyen en las expectativas de los padres, y estas expectativas se reflejan sobre el comportamiento que adoptan ante los hijos, exigiendo de ellos cosas diferentes según el sexo.
IDENTIFICACIÓN
La identificación que el niño realiza con el padre es la identificación primaria: con la madre realiza una primera pre-identificación, que continúa después con el padre con la identificación primaria.
Este proceso está bastante amenazado actualmente por la escasa convivencia que tienen los hijos con el padre, sin embargo es necesario que tal identificación haya “cubierto sus niveles mínimos” antes de que el hijo empiece su vida escolar, y esto obliga a una presencia constante y rica del padre, antes de ese periodo, y tanto en el caso de los niños como en el de las niñas.
Para que la identificación primaria tenga un efecto positivo, hay 3 condiciones:
- Tiempo
- Intimidad
- Intensidad
Porque toda identificación está favorecida por el tiempo, la intimidad y la intensidad de los contactos entre las dos personalidades que intervienen en ese proceso identificador. Si el tiempo, la intimidad y la intensidad en las relaciones son adecuadas, se produce una también adecuada interacción emocional entre el padre y el hijo.
-A MÁS TIEMPO DE RELACIÓN corresponde a una más profunda interacción, y esto contribuye a que la observación del padre como modelo sea más constante y estable. Esto es también importante, porque muchos hijos ya mayores, han perdido la oportunidad de observar al padre mientras crecían y esto supone una verdadera pérdida de datos para la construcción de un modelo al que se tiende por imitación. Sólo la observación hará que aparezca algo imitable en el padre y esto es importante para el proceso de identificación de personalidades.
-A MÁS INTIMIDAD seguirá una inevitable interacción más afectiva y uno de sus efectos será que el niño querrá reproducir en sí mismo partes del padre.
-A MÁS INTENSIDAD mayor será el refuerzo de todo lo que el niño vea de imitable y estimulante en el padre, ese deseo de “querer ser como”, que es independiente del sexo del niño.
Bueno, lo importante aquí es ver que una ausencia del padre, o una inadecuada identificación primaria, será una amenaza para el crecimiento equilibrado del niño.
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