Los estados emocionales pueden producir efectos muy positivos (facilitación emocional) o muy negativos (conflictos emocionales), llegando a hacer que demos lo mejor o lo peor de nosotros mismos.
Tanto si somos conscientes de los estados emocionales, como si no, son la clave de nuestra felicidad o de nuestra infelicidad diaria, es decir, de nuestra calidad de vida.
Cuando nos creemos totalmente apoyados, nos sentimos tan especiales que muchas veces somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, y hasta un poco más. Es como cuando nos enamoramos, no sabemos por qué ni cómo, pero en ese momento el amor saca de nosotros la mejor persona que podemos ser. También se puede alcanzar ese estado especial en grandes catástrofes naturales o accidentes, en los que personas completamente normales, pueden comportarse como verdaderos héroes.
En resumen se trata de circunstancias en las que nos autoanimamos, creyendo que podemos afrontar algo que está en el límite de nuestras posibilidades y conseguirlo. Y esto ocurre porque un adecuado estado emocional puede aumentar mucho las posibilidades de tener éxito ante los retos personales, facilitando mucho el conseguirlos.
En toda relación (especialmente en la de pareja) si nos sentimos apoyados somos capaces de ser personas maravillosas, y además, sin que nos cueste trabajo. En pocas palabras, aunque no siempre nos demos cuenta, TODO lo que hacemos en la vida, lo hacemos MEJOR cuando lo abordamos con el adecuado estado emocional.
Esto es lo que se llama “FACILITACIÓN EMOCIONAL”; un fenómeno psicológico que puede llegar a conseguir efectos casi milagrosos; una gran influencia de las emociones positivas en el comportamiento, y que no se refiere sólo a personas individualmente consideradas, sino que también se da en los colectivos, por ejemplo en las empresas podemos ver la importancia que está alcanzando el crear un buen ambiente de trabajo, el facilitar la cooperación, el motivar a las personas., etc., precisamente por esto, y cuando se consigue, el trabajo se convierte en una actividad gratificante y muy productiva.
Por supuesto nos estamos refiriendo básicamente al efecto de las emociones positivas, pero ¿qué pasa cuando se trata de emociones negativas?, pues que nos encontramos con la otra cara de la moneda, se produce justo el efecto contrario. En ese caso ya no hablamos de facilitación sino de CONFLICTO EMOCIONAL.
Tanto si somos conscientes de los estados emocionales, como si no, son la clave de nuestra felicidad o de nuestra infelicidad diaria, es decir, de nuestra calidad de vida.
Cuando nos creemos totalmente apoyados, nos sentimos tan especiales que muchas veces somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, y hasta un poco más. Es como cuando nos enamoramos, no sabemos por qué ni cómo, pero en ese momento el amor saca de nosotros la mejor persona que podemos ser. También se puede alcanzar ese estado especial en grandes catástrofes naturales o accidentes, en los que personas completamente normales, pueden comportarse como verdaderos héroes.
En resumen se trata de circunstancias en las que nos autoanimamos, creyendo que podemos afrontar algo que está en el límite de nuestras posibilidades y conseguirlo. Y esto ocurre porque un adecuado estado emocional puede aumentar mucho las posibilidades de tener éxito ante los retos personales, facilitando mucho el conseguirlos.
En toda relación (especialmente en la de pareja) si nos sentimos apoyados somos capaces de ser personas maravillosas, y además, sin que nos cueste trabajo. En pocas palabras, aunque no siempre nos demos cuenta, TODO lo que hacemos en la vida, lo hacemos MEJOR cuando lo abordamos con el adecuado estado emocional.
Esto es lo que se llama “FACILITACIÓN EMOCIONAL”; un fenómeno psicológico que puede llegar a conseguir efectos casi milagrosos; una gran influencia de las emociones positivas en el comportamiento, y que no se refiere sólo a personas individualmente consideradas, sino que también se da en los colectivos, por ejemplo en las empresas podemos ver la importancia que está alcanzando el crear un buen ambiente de trabajo, el facilitar la cooperación, el motivar a las personas., etc., precisamente por esto, y cuando se consigue, el trabajo se convierte en una actividad gratificante y muy productiva.
Por supuesto nos estamos refiriendo básicamente al efecto de las emociones positivas, pero ¿qué pasa cuando se trata de emociones negativas?, pues que nos encontramos con la otra cara de la moneda, se produce justo el efecto contrario. En ese caso ya no hablamos de facilitación sino de CONFLICTO EMOCIONAL.
Gloria Martí
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