CUANDO NO HAY PADRE

La ausencia del padre puede ser de dos tipos:

- Ausencia real (por muerte, separación o divorcio, abandono de familia…)

- Ausencia “virtual” (presencia inadecuada, ineficaz, etc.), es decir, el padre vive con la familia, pero su presencia en cuanto a relación emocional, afectiva, educativa, etc., es prácticamente inexistente; no hay padre en términos relacionales, aunque físicamente esté presente.

Partiendo de esto, la orientación de muchas situaciones familiares se centra en conseguir que el padre ocupe un lugar que le corresponde en la red de interacciones familiares. Porque el concepto de privación paterna, como ya hemos visto, comprende tanto los modelos insuficientes de comportamiento paterno, como la verdadera ausencia. Cualquiera de estas modalidades influyen en el funcionamiento del hijo, ya sea en lo cognitivo, en los psicosexual, en lo relacional y en aspectos del psiquismo.

De todos modos no todos los tipos de privación paterna tienen idénticos efectos, por lo que esas carencias deben ser valoradas en el momento de iniciar un seguimiento con técnicas de orientación o terapia familiar. En todo esto juega un importante papel el tema de los sustitutos paternos.

LOS SUSTITUTOS PATERNOS

Siempre hay un momento en el que el padre deja de ocupar el lugar preferente para dar paso a otros modelos, esta es la base de la identificación secundaria en la que el niño empieza a fijarse en otros adultos que no son el padre.

Pero cuando el padre está ausente (real o virtualmente), el niño debe buscar un modelo que supla y llene ese vacío que haya dejado el padre. Se crea un sustituto paterno.

Básicamente, en estos casos sería preferible que el modelo sustitutivo fuera un varón, pero no es condición indispensable, sino que basta cualquiera que tenga calidad humana que le capacite para dar referencias al niño sobre las que construir su identificación. Puede ser un hermano mayor, incluso a veces un hermano menor que tenga cualidades que le hacen aparecer como “adulto” en algunas áreas, que haga sentir al niño ese “deseo ser como…”. Puede ser otro familiar adulto con el que el niño se sienta a gusto (un tío, un abuelo, un pariente…), puede ser un maestro, un profesor, incluso puede darse la identificación secundaria con personajes del mundo artístico, deportivo, cultural… lo importante es aprovechar lo que aparezca ya que la presencia de un modelo sustitutivo es un elemento estabilizador de la familia y del sujeto (niño).

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