APEGO

En los primeros meses de vida, el niño o niña vive en un mundo completamente sensorial y motor y sus conductas están orientadas al mantenimiento de la proximidad, el contacto y la interacción con las figuras de apego.

Hay una serie de conductas reflejas (de carácter innato) que favorecen ese contacto corporal:
 
LA PRENSIÓN:
Manifestada por el cierre de la mano cuando se le toca la palma y por la tendencia a restablecer el contacto cuando el reflejo prensor se ha perdido.

EL ABRAZO:
Favorece el contacto corporal con la madre, se manifiesta como un aumento del aferramiento (agarre) ante un rápido movimiento de la madre o un estímulo brusco cuando el niño está previamente agarrado a ella.

BÚSQUEDA Y SUCCIÓN:
Ambos reflejos están presentes antes del nacimiento y más que reflejos, son pautas muy complejas con los componentes de:
 
Ø                   Giro de la cabeza
Ø                   Apertura de la boca
Ø                   Aprehensión del pezón
Ø                   Succión
Ø                  Deglución

Todo esto está orientado a garantizar la supervivencia buscando y tragando alimento, favoreciendo el contacto y la interacción y además es un buen medio de conocimiento y de obtención de placer.

PREFERENCIA POR ESTÍMULOS SOCIALES:
Esto también está destinado a conseguir y mantener proximidad y contacto. El niño no sólo muestra preferencia por los estímulos sociales sino que tiene un sistema de señales de comunicación social (llanto, risa…) con el que busca la proximidad y la interacción con los miembros de su especie.

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